Encontré tus ojos, en un túnel ancho y una luz divina.
Mil estrellas titilando y tus silencios, que ardían.
Hace falta más que esto, entender que el universo,
solamente es energía, que acompaña nuestros sueños.
Nuestro tiempo, es amalgama, en esta selva, perdida,
que te atropella, aniquila, muchas veces te abandona.
Llego yo, miro tus ojos y me interno en tus entrañas,
que más ya te puedo dar, si mi mirada, es tu alma.
Que interesa que tu partas, te alejes, nada ya alcanza,
pues verás en mi nostalgia, mi profunda desazón.
Tu trabajo, quita tiempo, para pensar lo que sientes,
pero si acaso presientes, pronto a mi lado estarás.
No hay nada que comparar, pues hay una voz interna,
que me habla y me atropella, en este sueño de amor.
Nada ya puedo negar, mi Alma te busca y habla,
es eterna mi palabra, que no entiende a la razón.
No se, si piensas las veces, en que en mis días yo parto,
transporto mi amor de a ratos, otras veces se me escapa.
No se, si me perteneces, te acaricio, en mi partida,
ya sé que mi vida es mía, pero hoy, lo pongo en duda.
Duda que esparcida crece, como lamento acontece,
como lluvia se desliza, por caminos de otra vida,
quizás nuestro encuentro, por caminos diferentes,
se encuentren, eternamente, para nunca separarse.
No hay comentarios:
Publicar un comentario