Mi amor por ti, se sincroniza y también nivela,
a su libre albedrío, como el viento al despertar.
Desparrama estelas de energía, que dominan,
su andar quisquilloso, hasta la inmensidad.
Ni tú, ni yo, ni nuestros fuertes deseos, podrán
aunque quieran manejar los designios del destino.
Seremos manejados siempre, susceptiblemente
por el exigente, hábil, manejo de fuerzas existentes.
Tú dirás o yo diré, más importan superfluos deseos,
la vida, el futuro que sé yo, manejará esta empatía
que hoy me une a ti. Para bien o para mal, Dios dirá.
Más no torceré el designio, que me ofrece este momento,
fugaz y furtivo, oculto, sigiloso, con entusiasmo que abraza,
que alcanza para construir castillos de arena, para soñar.
Pero seguiré alentando deseos, para ser feliz una eternidad.
Tal vez me acompañes, o quizás no. Dependerá de factores,
que suelten las amarras de tu alma, que enlazada en la luna
tu centinela, ayuden a motivar en ti, ensueños de esperanza